miércoles, 24 de marzo de 2010

Memento

y ahí estaba yo, tirado en la cama escuchando como los coches

rayaban con ruido los cristales de mi ventana…

el silencio y la molesta luz de la farola me hacían compañía,

mientras fuera de mi pequeño cubil me esperaba nada en absoluto,

un vacio, una oscuridad, una voz vacía y repetitiva cual organillero de calle,

que en realidad solo espera, a ver que moneda le cae en el sombrero

las bisagras de las puertas tenían miedo de romper tamaña negación de la realidad,

el parquet ni siquiera crujía, ni se oía el delicioso repiqueteo de la alfombra con patas

a la que cariñosamente ignoro mientras bebo café cada mañana y me suplica que lo saque a pasear.

No había nada.

Sabia que tarde o temprano iban a saber que yo estaba ahí,

parapetado entre mis sabanas, y que nada vendría a por mi,

nada me sacaría a rastras de mi cama y me empujaría a darle cuerda al dichoso reloj…

quien pudiese dejar el tiempo así de quieto?


Eme

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